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Selecciones generales

Nos encontramos en un periodo curioso políticamente. Salimos de una guerra y nos estamos entrometiendo en otra de mayores dimensiones. Las elecciones municipales han arrojado unos datos que en otros tiempos hubieran alzado una República, en situación de subyugación a la monarquía, o la monarquía en contexto de sufrir una República.
El ambiente es similar al de los años 20, finiquitada una Guerra Mundial, para engendrar otra de consecuencias más devastadoras. Ha llegado la hora de que la población civil se pronuncie, más allá de la tradicional retaguardia, donde se cobijaba esperando el fin del conflicto. El epicentro del mismo conflicto es la relación entre la población civil y la subordinación a la casta partitocrática surgida por consenso pactado por unos cuantos en los primeros 80. Sólo faltan los soberbios broches arrogantes y prohibicionistas de sustancias alucinógenas como el alcohol, la marihuana, el opio o la heroína, no necesarias cuando la abundancia desaconseja comprender la realidad.
Los tiempos se acortan ostensiblemente. Tanto, que las legislaturas tienen pocas opciones a durar 4 años, como la de las nuevas siglas a durar décadas. Las alianzas entre formaciones con distintas sensibilidades enseñan a la muchedumbre que son el camino inevitable para llegar a buen puerto. Con la lección de fondo de los mensajes, y no de los mensajeros, y de las propuestas, y no de las siglas que las amparan. Con algunos episodios dramáticos que supondrán anécdotas singulares, más que la norma en el día a día de las cámaras con pluralidad representativa.
La debacle del régimen la ha iniciado, entre otros, unas criaturas un poco más mayorcitas que aquellos que actualmente están encerrados en casa intentando superar una selectividad para encarar el día de mañana. Son una generación con las expectativas mermadas, respecto aquellos que ostentan el poder con los simples estudios básicos, o el conocimiento mediocre del idioma en el que se expresan diariamente. Los que se examinan actualmente, todavía no votan, pero lo harán en el futuro a siglas totalmente distintas a quienes sus abuelos tienen una fe, ciega y alimentada cada mes con una pensión compensatoria, recordatoria, agradecida y pagada con deuda que los jovencitos devolverán con intereses incluidos.
Las selecciones generales están servidas, después de otras tantas que han ido aconteciendo en silencio ante la mayoría. Tras la dimisión de miles de personas que escaparon de un estado en quiebra, hacia otros más prósperos. Tras la criba en cada puesto laboral al que concurrieron cientos de candidatos por una silla. Tras la ocultación de papeles comprometedores para quien ostentaba el monopolio en la firma de contratos públicos. Tras la primera gran marginalización de antiguas siglas, fagocitadas por nuevas preferencias del votante.
Las selecciones generales se adentran en una cúspide poco acostumbrada a hacer política, sinónimo de relacionarse con los demás en igualdad de condiciones. Muy malcriada desde la cuna constitucional, las sábanas del BOE, la manta judicial y las ubres de Bruselas, el FMI, la ONU, la OTAN… El ejemplo que nos deja es de imposición y requiere más olvido que otra cosa, para afrontar la necesidad de entendimiento. El tambaleo y sucesión frenética de elegidos una consecuencia aceptable para un proceso de transición, como el que nos encontramos, pero inasumible en una situación de estabilización. Síntoma inequívoco de que la distancia hasta el final es mayor que la que nos separa del principio.
En estas selecciones generales, de este particular periodo de entreguerras, la decisión que está en el fondo es la posibilidad de seguir la evolución natural hacia la personalización y democratización de la política, o el inicio de los fuegos artificiales y artificiosos, que es la única alternativa que tienen los malcriados para seguir viviendo de los demás. Estamos en referendo constante entre reirnos de los demás o con los demás. Esa es la cuestión y lo demás solamente mantas, sábanas, barrotes, chupetes y biberones.

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Publicado por en 2 junio, 2015 en opinión

 

Espejito, espejito… demos gracias

Una de las cuestiones más controvertidas y lamentables de la democracia aflora en periodos electorales, como el que atravesamos, destino al siguiente, en este año, más electivo que político.
Los candidatos salen a la calle, en la tele, en la radio e incluso aparecen en los sueños, húmedos y ásperos, de grandes masas interconectadas por un fenómeno que podríamos entender como telepático, pero que no lo es. Es simple adoctrinamiento propagandístico, que se reproduce entre miles de millones de infinitas neuronas embellecidas por discursos, en los que resalta lo guapo, alto, simpático, inteligente, ágil, fuerte, robusto, trabajador y elegante que es cada elector. Cuando se trata de hacer propuestas, frente a demandas populares, la concesión es la norma en cada uno de los oídos atentos a las palabras del candidato a repartidor. Las descalificaciones, que suelen contener grandes dosis de verdad, están reservadas al adversario al pedestal.
La democracia, que le llaman, como a la telepatía por decirle algo, pero que no lo es, ni jamás lo ha sido, viene a ser un demos gracias. Démoslas por aquellos tiempos en los que no había discursos ni urnas. Démoslas por aquellas soluciones que llegan en cuentagotas. Démoslas a quienes han confiado en la palabra del representante. Démoslas por mantener las expectativas creadas. Y demos “Grecias”, para finalizar la fiesta, en el momento en el que empieza a agrietarse la ilusión y ya nadie traga que podamos disponer de una ciudad peatonalizada y transitable, un puerto en cada playa o un río en cada pantano.
La democracia relativizada adquiere, como todo, sus mayores cualidades. Depende con qué la comparemos es pésima o genial. Dependiendo con qué la contrastemos, lo es o deja de serlo. Así que demos gracias que el espejo sigue confesando quién es el más atractivo, que meterá la mejor carta a los reyes en la urna de cristal y, esperemos la conclusión del breve periodo de espejismo para pasar a hablar de política. Los tiempos actuales están reservados a los profesionales, y aspirantes, de la varita mágica en cada municipio. Que disfruten con cada una de sus erecciones, tras unos comicios en los que ganará, indudable y ampliamente, el vicio sistémico.

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Publicado por en 16 May, 2015 en opinión

 

¿Y a quién le importa?

Los problemas que sufre este país, el de al lado, el de arriba y el de más allá, tienen dos posibles causas, en función de los ojos con los que se observen.

Por un lado conocemos la explicación de un poder despótico que todo lo maneja a su antojo, repartiendo recursos públicos a sus seres más queridos. Por otro, nos habremos dado una y otra vez con la indiferencia, intentando acceder a una institución donde se celebra un pleno de representantes a sueldo de todos, por ejemplo. Nada por la izquierda y nadie por la derecha. Los empujones los sufrimos más frecuentemente en las puertas de los centros comerciales el día de inicio de las rebajas, o en las taquillas del estadio de fútbol.

Acercarnos a una u otra opción supone elegir entre hacer un ejercicio de crítica o de complacencia. Argumentos como el no nos dejan, no tenemos tiempo, ni mucho menos dinero, se traducen fácilmente en no tenemos las mínimas ganas de participar en la organización comunitaria. Fueron excusas repetidas mientras estudiábamos el tercer postgrado universitario, suscribíamos líneas de cable para pillar tropecientos canales de televisión o veíamos desde las pantallas multitudes minoritarias reclamando nuevas formas de contrato social.

Ahora, que no hay un Euro, todo cuela, y nos encaminamos satisfactoriamente a aceptar excusas; cuando deberíamos ser más auto-críticos que nunca, como necesidad indispensable para evolucionar en un momento de parálisis monstruosa. Las candidaturas en las que participar es gratuito, y sin andar demasiado lejos, se multiplican como setas alucinógenas a la conquista de las concejalías, en disputa hasta el 24 de mayo. Pero sigue habiendo más fuera que dentro, en esta carrera en la que no es que esté excluida alguna familia, sino que faltan apellidos, para que los de siempre no sean tan ilustres.

Entre opresión y sumisión hay una línea muy fina y, confusamente,separadora. Aquellos a quienes importa y que estarán atentos a los acontecimientos organizativos son los que, además de candidatos oficiales, serán designados a formar parte de una nueva casta que tiene todos los números para salir peor parada que la que estamos sustituyendo. Un proceso necesario para terminar, de forma amarga, perdiendo la fe en una élite, sea del color que se vista, a la que será imposible dar un nivel de vida superior al que tenemos. Pero, sin embargo no tiene más argumento para acercarse a la indiferencia que prometerlo.

Para pasar de la política de las píldoras, insustanciales de placebo, a la de verdad es necesario que nos importe aquello que tomamos. Y a quien le toca suministrar, que le importe reconocer que lo repartido salió de algún ombligo ajeno al suyo.

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Publicado por en 14 abril, 2015 en opinión, política, Sociedad

 

El reto de 2015

Es harto sabido que ya no sabemos hasta dónde estar de una situación de crisis que tenía  que durar cuatro días y de la que no se ve todavía el menor brote verde en muchas primaveras. Estamos tan preocupados que un extraterrestre desconocedor de lo que ocurre sería incapaz de adivinar que algún día nos importó bastante poco que una pandilla de aprovechados se hicieran con escaños, alcaldías, presidencias, judicaturas y todo tipo de despachos desde los que se apropiaban de parte de lo que es de todos y que solamente les tocaba administrar.
Se acercan unas elecciones en mayo que marcarán un revolcón de siglas y colores que hoy pueblan las cámaras representativas. Después de una larga repetición de todos los despropósitos que han cometido quienes fueran elegidos en la última convocatoria a urnas no serán los mismos sin ninguna duda quienes ocupen los tronos. Y esta vez no serán una decena de eurodiputados, sino una brutal cantidad de profesionales quienes tendrán que tirar de una puerta giratoria, ya que su desempleo consiste en eso.
Aunque parezca rocambolesco no hace cuatro años que una candidatura incumple un programa electoral. Por mucho que oigamos protestas con megáfono o micrófono constantemente. Aunque parezca surrealista tampoco lo es una corrupción endémica que parece haber aflorado hace cuatro días. En realidad todos los programas han sido incumplidos y podríamos contar con los dedos de una mano algún cargo ecuánime en toda la democracia.
La diferencia sustancial del momento que nos toca superar es que, además de cometer atrocidades, el poder ha dejado de repartir el biberón que satisfacía a una mayoría encantada de meter en la urna nombres y apellidos imputados en juicios televisados, gente que cobra impuestos, pero intenta evadir los suyos.
Es la hora de pasar página, más que de votar como acostumbrábamos. Los implicados son tantos que podríamos pasar el resto de nuestras vidas escribiendo maravillosas novelas y documentales de investigación sobre lo sucedido. Hasta paralizar un país que ya se caracteriza bastante por prestar atención a la vida privada de una élite, que cada vez que asoma por una revista es para mostrar hacia donde jamás nos gustaría dirigirnos.
Es la hora de llegar a la contraportada de la revista de turno de prensa rosa que se ha extendido peligrosamente por las secciones de política de los más selectos periódicos. Y de repensar unos programas de tertulia política que se asemejan más a un bodrio de cotilleos que a una cascada de propuestas de los distintos invitados al sillón, previo al escaño.
La peor corrupción es aquella que nos impide construir los mejores escenarios decisorios. La peor sustracción es la de un futuro que se acorta cada vez que discutimos sobre quien fue culpable o inocente en un pasado que no volverá.
Por citas electorales estamos servidos en este año que acaba de empezar. Son una oportunidad de evolucionar aceleradamente en asuntos políticos.

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Publicado por en 15 marzo, 2015 en Actualidad, opinión

 

Entrevista de Juan Carlos García

«…Vivimos momentos inéditos en nuestras existencias monótonas, siempre tendentes a la expansión. Estandartes como Detroit, capital del automóvil que ridiculizó el viaje convertido en frenético desplazamiento, entran en bancarrota irreversible. Escapar, como acostumbrábamos, es imposible. Se agotó hasta el refugio de la deuda pagada con deuda, vista la porquería que arrastraba este plumero…»

Nacido en la cosecha del 77 en Barcelona, con estudios elementales de economía y lecturas de todas las disciplinas, trabajador de banca a ratos mañaneros y escritor novel con ganas de interactuar con la naturaleza en el único trabajo que dignifica al hombre según Cicerón: el de agricultor. Hoy entrevistamos a Daniel Pueyo Pedret, autor de Verdades como pueblos, un ensayo editado por ediciones Carena que no deja indiferente a nadie por su lucidez, sentido del humor y lecciones prácticas y teóricas sobre la realidad que nos rodea en estos años que nos ha tocado vivir.

CCM-Lo prometido es deuda: La deuda se paga o se sigue debiendo. No se bebe ni se fuma aunque sea altamente tóxica… Así empieza tu libro, toda una declaración de intenciones.

DP-Así acabará la historia de esta civilización. Con una deuda financiera disparada y la posibilidad de pagarla o no En las triquiñuelas para pagarla de verdad podremos distinguir si damos un salto evolutivo al siguiente estadio o nos vamos al garete.

CCM- ¿Pesimista u optimista en este aspecto?

DP-Si alguien relata un problema es porque se quiere enfrentar a él y en primer lugar relacionándose. Convencido de que alguna de las infinitas soluciones en nuestro poder o caídas del cielo nos sacarán del atolladero.

CCM- Atolladero en el que parece nos hemos metido solos, aunque se intente decir que hemos sido empujados por fuerzas del «exterior» ¿Cómo lo definirías?

DP-Tendemos a echar las culpas de todo al exterior, pero siempre es el interior el que genera las interferencias primarias que desencadenan todas las demás. La deuda es muy expresiva de la situación. Cada estado se endeudó porque sus ciudadanos quisieron y cada ciudadano porque soberanamente lo decidió.

CCM-En ese sentido hablas en tu libro sobre los administradores del estado, en concreto manifiestas que estos no producen, sino que gestionan parte de la producción ¿Crees que la sociedad esto lo entiende, o se limita a hacer oídos sordos y la vista gorda esperando que los gestores les solucionen las papeletas?

CP-No producen ni los administradores de los estados ni de las empresas. Ni los vende-votos, ni los vende-productos. Haciendo el tonto hemos llegado a una situación en la que aproximadamente el 90% de la población no produce y subiendo.

CCM- ¿Qué cambiarías entonces en España para que se revertiese la situación?

DP-Formas organizativas implicativas de responsabilidad. Por ejemplo voto a mano alzada en cuestión política. Propietariado en lugar de asalariado. En resumen, quien no se puede responsabilizar no puede administrar ni producir. La tendencia es al parón de esta manera.

CCM- Entiendo. Supongo que por ello escribes en el libro que la prometida reforma de las administraciones públicas, sin retocar mínimamente la idiosincrasia de las mismas, produce un efecto similar a la pérdida de peso en un organismo enfermo, pero ¿Cómo cambiar para que de verdad se note que algo ha cambiado?

DP- La reforma de las Administraciones Públicas y concretamente la Administración Local, consiste en suprimir aquellos cargos que menos cobran y que menos gastos ocasionan en coches oficiales y hoteles. Son los Europarlamentarios los obligados a profesionalizarse y a coger muchos aviones cada mes. Los concejales van andando a sus puestos. Un cambio sin que se note podría suponer dar importancia al ayuntamiento que ya lo tenemos en cabeza de más de 8000 municipios.

CCM-O sea, regresar un poco a las relaciones de vecindad en vez de dejarlo todo en manos de organismos gigantescos muy alejados de los individuos.

DP-Los Vascos se organizaban alrededor de un árbol. Los Andorranos modernos alrededor de una parroquia. Tanto da el lugar. Lo importante es que lo público se decida en público y lo privado entre las partes implicadas. La tecnología dirá el resto sobre el lugar y la manera.

CCM- Eso parece que quieren hacer de alguna manera tus paisanos catalanes, o al menos una parte importante de ellos ¿Cómo vives tú el proceso separatista iniciado por Más?

DP- Eso es lo que jamás hará Artur Mas porque consistiría en reunir al pueblo implicado y pronunciarse. Soy de los que vive como hecho normal que la ciudadanía se quiera independizar de España y pronostico que el día de mañana lo querrá hacer también de Cataluña. Porque lo que realmente se siente ahogar son las estructuras organizativas actuales.

CCM- Ya, pero se tendrá que dar un paso en contra de todo eso, alguien tendrá que darlo, pero en el libro comentas que en el mismo instante que el individuo acciona una palanca donde se escribe la palabra cambio , una serie de transformaciones se suceden sin que se puedan predecir las consecuencias ¿el poder omnipotente que todo lo vigila es el enemigo del cambio?

DP- El poder omnipotente somos cada uno de nosotros y relacionados con los demás poderes es difícil adivinar las consecuencias. Nuestra esencia nos lleva a no querer cambiar, por pura comodidad y miedo a meternos en terreno desconocido. Pese a todo el cambio de condiciones ambientales nos empujará a querer cambiar, porque la situación se va volviendo irresistible.

CCM- ¿No sería mejor olvidarse de un progreso a lo cangrejo y regresar a lo rural? Al fin de cuentas, España tiene a su entorno rural despoblado pero aún con recursos para un cierto cambio de tendencia.

DP- Sería conveniente generar todos los materiales necesarios para la industria desde el sector primario agrícola. Carbón vegetal en lugar de mineral o lino en lugar de fibras sintéticas. A lo rural hay que regresar, pero con procedimientos mucho más avanzados que los de nuestros abuelos porque más de 40 millones de habitantes no se mantienen así como así. La biotecnología puede dar respuestas, pero también dar continuidad a lo olvidado tras la revolución verde. Y sin ninguna duda la industria ganaría potencial productivo diseminada por el campo. El cambio de esta era debería ser ese.

CCM-De todo esto trata tu ensayo, un libro que dice «verdades como pueblos», pero que supongo al ser un escritor novel te costaría mucho que las editoriales se interesasen por él, ¿Cómo ha sido el proceso de búsqueda y encuentro de una editorial que apostase por tu libro?

DP- Parece difícil, pero con la constancia de enviar la propuesta a unas diez editoriales por semana iba logrando el interés de alguna de ellas cada mes. Y entre las que lo hicieron Ediciones Carena fue la que me pareció más íntegra para realizar una de las últimas tareas de la obra.

CCM- Y de vivir de ello de momento no hablamos.

DP- Estoy viviendo con ello muy a gusto. Vivir he vivido siempre y viviré con o sin ello.

CCM- Una estupenda sentencia para ir cerrando esta entrevista, pero aún me queda algo en el tintero ¿Cómo ves las próximas elecciones europeas?

DP- Como elector votando al partido X. Como observador con un PP-PSOE que va a rozar en conjunto el 50% de papeletas. IU y UPYD con aproximadamente 15 y 10% de apoyos. CIU y ERC en conjunto tienen que sumar un 5%. El restante 20% se va a repartir entre formaciones novedosas representativamente y votos nulos y en blanco que pueden llegar a sumar un 7%.

CCM- O sea, como siempre…

DP- Quizás indiquen que las elecciones nacionales se tienen que anticipar a las municipales

CCM- ¿Y tú próximo libro, para cuando nos lo anticipas?

DP- Escribir, como ejercicio es tan sano como jugar al ajedrez y voy a continuar practicando ambas distracciones. Hacerlo en forma de libro, artículo o carta al director de un periódico ya es otra cosa.

CCM- Pues ya sabes que esta es tu casa y cuando quieras nos puedes dejar algún artículo, Daniel. Y ya me despido de ti, recordando además porque es de justicia, que el prólogo de tu libro lo ha escrito otro buen amigo y mejor escritor como es Ramiro Pinto Cañón. Qué decir de él, tú que lo conoces más que yo.

DP- De él recomendar la lectura de «los fundamentos de la renta básica y la Perestroika del capitalismo». Allí explica esta crisis muchos años antes de que empezáramos a crecer económicamente. Una persona así sólo podía escribir el mejor de los prólogos que se pudieran haber escrito.

CCM- Pues nos quedamos con la recomendación y procuraremos invitarlo a estas páginas virtuales. Un placer amigo, y mis felicitaciones por el libro, y a la editorial por el acierto sin duda en publicarlo.

DP- Gracias y suerte con la actividad editorial de publicaciones más escuetas y fugaces por los mundos internautas. Que lo efímero nos eternice.

Entrevista realizada por Gallego Rey @mareaxenaterra Todos los derechos reservados Publicada en Costa cálida Magazine

 
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Publicado por en 20 julio, 2014 en opinión

 

Triangulando

triangulo
Imaginémonos por unos momentos que en alguna clase de prácticas geométricas un profesor manda dibujar un triángulo y medir la suma de sus ángulos. A priori el resultado debería ser 180 grados, pero la realidad en la que vivimos dista de la conceptual, y mucho, y de ahí tantas decepciones.
Llegar a la conclusión de porqué ese triángulo dibujado siempre arrojará una suma, aunque inapreciablemente, superior a los teóricos 180 grados es sencillísimo. Dibujamos en mundos tridimensionales y esféricos aunque seamos capaces de imaginar espacios insufribles de una dimensión o distorsionantes de cuatro.
Si nos situamos en el caso extremo de querer representar un triángulo de grandísimas dimensiones en pleno globo terráqueo llegamos de forma sencilla a la extrema lucidez. Uno equilátero partiría, por ejemplo, del Polo Norte hasta llegar al Ecuador y de ahí volvería al punto de partida. Deberíamos dar tres giros de 90 grados para terminar la ruta con éxito. La suma de los tres cambios de dirección 270 grados.
La realidad es la que es y es verosímil. Las que queramos idear conceptualmente también lo son, pero en el juicio particular de cada pájara mental. Un manual de fisiología del centauro puede ser tan coherente como otro de la gallina, pero carece de verosimilitud cuando es leído por alguien que no concibe en su mente al animal mitológico.
La realidad es el lugar en el que obramos e interactuamos. Es importante conocerla para no caer en los deslices que puntualmente sufrimos. Es más trascendental partir de ella para analizarla y no intentar discernir en ella identidades como el centauro; seguramente algo similar encontraríamos.
Cuando, por ejemplo, nos preguntamos cuál es la clase obrera del siglo XXI o los esclavos del XX, tendemos a pasarnos de largo evidencias notables como las desigualdades de renta o riqueza y la piramidalización creciente en un planeta carente de líneas rectas. Cuando identificamos como democracia algo por haber sido etiquetado así, caemos en la trampa de creer que ya está construida.
Desconocer el mundo impide relacionarnos con él transformándolo, a excepción de que seamos algún poderoso de turno y lo hagamos por cojones.

 
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Publicado por en 27 abril, 2014 en ovosofía

 

El sol – Entrevista de Jesús Martínez

El sol pasa su rodillo de fuego por las eras.
El sol, esa naranja de sabor agrio, allana, tuesta, recarga las pilas.
El sol pende del cielo como el camafeo de los dioses. Reluce, relumbra, resplandece.
Al sol cegador mira directamente con sus ojos castaños de ambrosía Daniel Pueyo (Barcelona, 1977), autor de Verdades como pueblos (Ediciones Carena, 2014), manual para una “economía alternativa”. En esta obra, que juega con las verdades evidentes (“me salió así el título, de sopetón”), Daniel, impávido y flemático, se fija en el sol, como si fuera un peregrino devoto: “El sol es nuestra riqueza, las energías renovables, y por ahí ha de caminar la industria en España. Incluso te diría que la biotecnología es la apuesta más segura, porque la mejor materia son las propias plantas”.

Se lía un cigarrillo de tabaco aromático Amsterdamer. Y en lo que tarda en liarlo, ya ha pergeñado la política energética para los próximos treinta años: “Ahora vivimos en el declive lento del petróleo, y nosotros veremos su fin. Cuando yo empecé en esto de la economía, y trabajaba en la Bolsa como gestor de cuentas, el barril estaba a unos once dólares; ahora cuesta 110 dólares”.
Según este economista, es un absurdo seguir apostando por el petróleo que todo lo oscurece y que lo encarece todo, pudiendo, como se puede, venerar la fuente solar, “esa energía infinita”.
Saca el papel de liar OCB, y prosigue con su disertación, más afectado por los despidos en Coca-Cola Iberian Partners que por la calamitosa y vergonzosa actuación del Banco Santander con sus productos “tóxicos” (sus mentiras), por lo cual la entidad financiera ha de pagar una multa de 17 millones de euros que le ha impuesto la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Precisamente, Daniel ha recortado esta noticia, que trae doblada en el bolsillo.
“Gran Bretaña, en los setenta, salió de su depresión no porque se encerrara en el neoliberalismo que propugnaba [Margaret] Thatcher, sino porque encontró yacimientos de petróleo en el Mar del Norte, en las aguas de Escocia”, corrige, inhibido por una mística que le da una apariencia aniñada, acorde con su espíritu juvenil. “Y en el otro extremo, Venezuela pudo dar un salto adelante también por lo que recaudaba de la venta de sus barriles. En los dos casos, el petróleo ha sido crucial, más teniendo en cuenta la coyuntura de expansión. Pero esto se va a acabar, porque los pozos se secarán en algún momento.”
Daniel Pueyo manosea su pitillo con tanta parsimonia como los banasteros elaboran sus cestos en las ferias de la Córdoba argentina.
“Curiosamente, y a pesar de que en España lo que le sobra es sol, nos hemos convertido en una potencia de algo que está en las antípodas: en uranio. Somos la segunda potencia de Europa, por detrás de Francia. Nuestras minas están en la antigua ruta de la Plata, que ya los romanos recorrían. El expresidente [José María] Aznar privatizó buena parte de estas minas”, reconoce, impertérrito, como los que están hartos de las congas en las bodas y se acodan en la barra para verlas pasar. “Hemos de reformular el concepto de productividad, y que no sólo sea hacer más y más, que no sea sólo beneficio, sino distribución.”
El autor de Verdades como pueblos, coyunda de literatura y conocimiento, ha redactado un ensayo al uso en el que la cocción de las teorías económicas (del liberalismo al marxismo) revierte en una lectura más clara de la realidad, más transparente si cabe: “Hemos de abrir los ojos a las fábulas que nos han contado y dejarnos de cuentos, analizar la realidad tal como es”.
Siempre ha sido propenso a dibujar escenarios.
Verdades como pueblos es su verdad.
El sol es un río inmenso que la dora.
El sol es el aceite y el vino.
El sol es el comandante en jefe de la plaza.

Jesús Martínez

 
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Publicado por en 21 marzo, 2014 en ovosofía

 

Defecto Gamonal

bombillaHace algunas semanas saltaban unas curiosas llamaradas reaccionarias en Burgos. El barrio de Gamonal encendía un precedente preocupante, para unas autoridades que entienden perfectamente cuan incendiarias pueden resultar las diferencias sociales, crecientes y que marginan a una masa sustantiva al borde de la quiebra como seres humanos.
Los debates surgidos en la improvisada batalla tuvieron el origen de siempre y terminaron como cada vez. Los presuntos afectados señalaron la cabeza de unas autoridades, que planean obras colosales, y olvidadizas con los problemas cotidianos de una ciudad cualquiera de un planeta, único por el momento. Los agitadores intentaron hacer el agosto anticipado, conduciendo a las rebajas políticas las colas desatendidas.
El problema de raíz es mucho más complejo que la simple determinación entre bulevares y guarderías, centros educativos u hospitales. Si nos hubieran dejado elegir hace décadas entre grandes avenidas y urbanizaciones residenciales compactas soy de los que se hubiera apuntado a preferir vías de comunicación; mal que nos pese, menos invasivas hacia el territorio cultivable que es el que sigue financiando, irremediablemente, una cantidad de bocas crecientes amontonadas en las ciudades. Debo confesar que soy de la rara especie reaccionaria a la reaccionaria que hubiera seguido las obras del bulevar y demolido el barrio que dio el salto a la fama situado alrededor.
Ucrania es otra zona donde el fuego prendió de la manera que más asusta a los todopoderosos. Las ganas se reparten, tan formidablemente como mal distribuida está la riqueza. Esta tierra tiene un detalle que resta al margen de toda información oficial u oficiosa; caprichosamente o con toda la intención. Independientemente de si se trata de la llamarada definitiva a la III Guerra Mundial o se va a quedar en un conflicto civil europeo. Al margen de si Crimea se independiza por voluntad propia o forzada.
En Ucrania hay una central nuclear que continúa ardiendo 3 décadas después de haber quedado enterrada en un sarcófago con los días contados. Antes que guerra, este territorio necesita más cariño que las maravillas arqueológicas archiconocidas. Es un patrimonio de una humanidad, que sigue debiendo la vida a todos aquellos mártires que alzaron este templo satánico. Se levantó mediante promesas de bienestar, para unos sacrificados perdedores. Es un monumento a lo que significó un sistema de esclavitud que se permitía el lujo de utilizar a las personas para sacar las castañas, del fuego y sin guantes, ante cualquier riesgo indisociable a las ansias de crecer por encima de las posibilidades terrenales.
El debate de lo que ocurre realmente en tierra ucraniana puede ser tan parcial y subjetivo como aquel que tiene lugar en cada casa tras aterrizar cada dos meses el arma de cabreo masivo de mayor potencial. Los parlamentos emiten informaciones tan incompletas sobre tarifas eléctricas que crean hasta repugnancia a la hora de leer lo que ocurre más allá de los vulgares contadores. Los recargos monetarios en las facturas son menudencias, comparados con las exigencias implícitas a unos riesgos en los que se incurre cada vez que alguien se encapricha con echarse una ducha de agua caliente. ¿Ante un posible accidente atómico quién se atreverá a mojarse con la misma facilidad? Ni en Japón lo saben; solamente perciben un déficit crónico con el exterior desde que paralizaron las centrales nucleares y tienen previsto darle al botón para librarse de comprar combustibles para las centrales térmicas que, además, sacan demasiado humo.

 
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Publicado por en 12 marzo, 2014 en Economía

 

Tipos de riesgo

riesgo financieroEn todas las casas tienen malas rachas; en los mejores chalés de las sierras y en las peores chabolas de los suburbios. Hay rachas positivas que después de mucha desgracia pasan inadvertidas entre el dramatismo. Hay otras negativas que no escuecen, acompañadas de una agradable melodía que sigue persuadiendo los sentidos.
En bolsa, termómetro por excelencia de la economía, la racha ha sido impecablemente alcista desde aquel apocalíptico verano de 2012 en el que la banca recuperaba frenéticamente, pero a ritmo de caracol, la liquidez derrochada años atrás en operaciones arriesgadas y a muy largo plazo; algunos estados a punto de anunciar demoras, quitas y suspensiones de pagos empezaban a respirar con primas de riesgo progresivamente relajadas.
Todo iba a cambiar en un verano aparentemente trágico, a golpe de expectativas cocinadas en los mejores bancos centrales. Éstos se dedicaron, con mayor ahínco que en cualquier periodo pretérito, a inundar de dinero unos mercados ansiosos y desconfiados de su propia mano izquierda.
La confianza, a golpe talonario, fue adueñándose de unos índices que sin batir marcas celebran lo que la calle no se atreve a festejar. Los datos de empleo han seguido su mala racha particular. Los datos de morosidad en máximos históricos indican a los señores de los índices que su confianza es más cuestión de fe en un futuro desconocido que en un presente evidentemente pésimo. La actividad económica no se recupera de otra forma que a ritmo de deuda o de unas exportaciones apoyadas por un entorno global, que todavía muestra los signos de vigor perdidos por economías como la española. De hecho, en Davos la mayor preocupación fue la creación de empleo, pero no el crecimiento.
Es de esperar que los motores de la economía mundial no puedan seguir el ritmo que llevan desde hace una larga década. Por pura cuestión de rachas parece improbable que mantengan crecimientos tan prolongados con inflaciones controladas. Argentina, y su magia monetaria, no representa ningún problema para otras economías dopadas en exceso por una cantidad de liquidez extremadamente elevada, pero que percibe una minoría. La moneda más devaluada del planeta, entre las más selectas, es el Dólar y no hay más remedio que bajar el listón para sacarle algún puñado al gigante. El problema es que alguien, además de Japón, lo tenía que hacer y brillantemente se atrevió a hacerlo.
La mala racha del Ibex que se permite el lujo de necesitar 6 sesiones de descensos consecutivos para perder los 10000 puntos tampoco representa problema alguno. El problema es que los focos de incertidumbre son tantos como la liquidez y la mínima decepción trunca expectativas, sube tipos de interés y fastidia hasta cualquier intento de reflotar algún canal de televisión tan privatizado que sólo emite en la intimidad. El problema es que los tipos de interés no pueden ser más reducidos, y ni así se invierte ni se paga holgadamente lo debido. En este contexto ningún financiero osa escuchar la mínima señal de que el canto de esas sirenas pueda cesar. Si antes era la prima, ahora son los tipos los que son de riesgo.

 
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Publicado por en 27 enero, 2014 en Economía

 

Gatillazo fiscal

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Era uno de los iconos de una era que se desmorona al paso que lo que era ya no lo será jamás. El gobierno de don Mariano Rajoy se atreve a meter el dedo en una de las grandes llagas de un pasado engañoso, pero retroactivamente.
Olvídese todo aquel que creyera que el ejecutivo era capaz de revitalizar un mercado de la vivienda en inédito declive. Ni los muebles es capaz de salvar un grupo de supuestamente entendidos en construir, pero que destruye su credibilidad a marchas forzadas.
La última ocurrencia del Presidente Electo es ni más ni menos que eliminar la deducción por vivienda habitual. Es el símbolo del chanchullo más grande, amparado por unos ejecutivos que prometieron subvencionar el 15% de cada ladrillo vendido por sus amiguetes. Un chanchullo que traspasa las fronteras de las cámaras ampliamente para poner en bandeja el regalo del porcentaje a todos aquellos que tienen alguna vivienda por deducir aunque, en ella, resida un pariente. Un chanchullo que aprovecharon las entidades financeras para convencer a todo hipotecado a no amortizar rápidamente unos préstamos suculentos de cobrar muy poco a poco. Un chanchullo que complicaba la declaración de renta a miles de contribuyentes y que cientos de miles de gestores agradecían de poder gestionar.
Ahora que no se vende ningún ladrillo deducible y que los intereses están en nivel de mínimos históricos, llega la ocurrencia del siglo. Se veía a venir cuando se eliminó para todos aquellos que compraran a partir de cierta fecha. La medida suponía un ahorro necesario, pero no suficiente para tapar agujeros de envergadura. Había que cortar por lo sano una de las partidas más deficitarias de las cuentas públicas y además destinadas a fondo perdido.
El hecho de que el agujero deficitario siga siendo monstruoso no significa que haya que hacer estas jugarretas a ingenuos compradores que confiaron pensando que una parte de su pisito sería financiado con los impuestos de todos los demás. No fui jamás un defensor de esta receta fiscal con tinte venenoso, pero la ocurrencia de eliminarla se me antoja uno de los mayores gatillazos de este gobierno y encima por la espalda.

 
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Publicado por en 9 diciembre, 2013 en política

 
 
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